El MERCOSUR necesita despabilarse, emerger de ese estado de entumecimiento institucional en el que lo zambullen sus dos asociados predominantes debido a percepciones deliberadamente distorsionadas de la realidad prescrita por la comunidad económica mundial, inconmovible en su ánimo por derribar las fronteras comerciales y despejar el camino al libre tráfico y a la leal competencia, receta infalible para perfeccionar los estándares de producción, abaratar costos sin soportar pérdidas , atraer al consumidor final con mercancías de alta calidad y precios reducidos, captar nuevos mercados y consolidar los poseídos.
Las zigzagueantes tratativas con la Unión Europea (UE) de cara a sellar un acuerdo birregional entre los dos bloques continentales, se halla a punto de cumplir sus 16 años de existencia sin esperanzas inmediatas de un pronto finiquito de las negociaciones, como consecuencia de posiciones intransigentes tanto de Argentina y Brasil, por un lado, y de algunos influyentes miembros del grupo interlocutor, Francia en especial, por el otro. Nobleza obliga admitir que el proteccionismo no es patrimonio exclusivo del MERCOSUR, si bien en su seno es donde se descubre suelto de cuerpo, con todo el desenfado que nos avergüenza y lastima.
Argentina y Brasil, temerosos por lo que entienden como la invasión de tecnología europea de última generación en sus territorios, de suprimirse o rebajarse sustancialmente los aranceles aduaneros, retacean la suscripción del convenio aduciendo pretextos diversos; mientras que la contraparte, aprensivos por la irrupción de commodities, materias primas e insumos agrícolas/ganaderos en su hemisferio, también participan con lo suyo, no precisamente para frenar las conversaciones, sí buscando maximizar los beneficios para sus asociados en las rondas de entendimiento, formulando nuevas propuestas que, en la generalidad de los casos, tropiezan con ambiguas y demoradas respuestas.
En resumidas cuentas, el MERCOSUR y la UE siguen sin llegar a un acuerdo, continúan intercambiando evasivas dilatorias, improcedentes en naciones que proclaman la integración como instrumento para desterrar el aislamiento, romper la incomunicación, aniquilar el individualismo, neutralizar la exclusión y sembrar el crecimiento en un régimen de solidaridad y cooperación.
Ambos bloques regionales resguardan con celo impropio la estabilidad de sus industrias nacionales, apelando a medidas abusivas que se caracterizan por el encarecimiento prohibitivo de los tributos a la importación, desalentando la competencia extranjera, en una suerte de extravagante política de comercialización que postula la venta masiva y minimiza al extremo las compras, una equivocada y fosilizada estrategia de autosuficiencia incongruente con la interdependencia que controla el orbe unificado.
La Presidencia de la Delegación de Paraguay en el Parlamento del MERCOSUR aplaude la venida al país de una comitiva de diputados del Parlamento Europeo (PE), que con la misión de acelerar las diligencias para la celebración del compromiso, se entrevistaron con el presidente de la República y demás autoridades, en una tentativa más por ganar aliados a escala local y quebrar así las barreras que obstaculizan hace varios años lo que en cifras representará la mayor y más rentable operación comercial del MERCOSUR desde su fundación en 1991.
Así mismo, solicitamos vehementemente a la presidencia pro témpore brasileña a que convoque en breve, a una cumbre definitoria donde europeos e iberoamericanos venzan las inhibiciones y esclarezcan sin tapujos posturas y ambiciones, de modo a concretar el hasta ahora escurridizo pacto, que profundas y positivas transformaciones estructurales y vivenciales proporcionarán una vez en vigor a nuestra región, principalmente al Paraguay, el socio sin litoral marítimo, que se verá favorecido por esa enorme ola de capitales productivos que aguardan la señal de partida para emigrar con su caudal de prosperidad y empleo hacia un área del globo aún acosada por el subdesarrollo.-
Febrero de 2015
Parlamentario ALFONSO GONZÁLEZ NÚÑEZ
Presidente
