La inversión productiva constituye la variable primordial que promueve el auge de las economías nacionales, el factor clave que determina el desarrollo sostenido de las comunidades. Por consiguiente, los gobiernos y las direcciones de las alianzas comerciales de naciones deben imperiosamente disponer el contexto óptimo para la atracción de capitales destinados a potenciar los diversos emprendimientos industriales y, en simultáneo, derribar el cúmulo de escollos jurídicos, sociales, culturales e impositivos, reales y/o virtuales, que pudieren espantar a los financistas internacionales, el proteccionismo entre sus más preclaros prototipos.
Desde finales del 2011, aunque los planes datan de meses y tal vez algunos años atrás, el Ejecutivo argentino ejercita una maniobra aduanera por completo extraña a los valores establecidos por la doctrina de la globalización y su anexo institucional, la integración de los pueblos soberanos. Un proteccionismo insensato, insólito por su extravagancia, y necio por despreciar las fehacientes y perniciosas derivaciones que arrastra, abstrae a la sazón al oficialismo rioplatense del mundo de la racionalidad en que procuran honestamente coexistir los países civilizados.
La Presidencia de la Delegación de Paraguay en el Parlamento del MERCOSUR advierte y reclama a las autoridades de nuestra República y a las instancias decisorias del bloque sudamericano que nos congrega, a que con extrema urgencia sacudan a la consocia de esa actitud de ensimismamiento patógeno que la aleja y enemista con los códigos universales del libre comercio, suscritos por un colectivo ecuménico consciente de las ruinosas secuelas que acarrea la transgresión de los postulados que rigen el intercambio eximido de interferencias entre estados independientes.
Resulta tan evidente, práctico y sencillo para la comprensión del individuo humano esta secuencia de hechos: La inversión productiva genera bienes y servicios, lo que a su vez crea empleos directos e indirectos, incrementa las contribuciones al Fisco, mejora los índices de la microeconomía al satisfacer las necesidades básicas, y perfecciona, finalmente, las condiciones de vida de la población. En síntesis, la inversión productiva es la columna vertebral del bienestar integral apropiadamente concebido, tesis que a estar por las inequívocas señales son ignoradas con atolondramiento por los argentinos.
En las reanudadas negociaciones con la Unión Europea (UE), Argentina y Brasil criticaban la Política Agrícola Común (PAC) del bloque continental, consistente en subsidios anuales al agro que hasta el 2013 trepa al sideral monto de 55.000 millones de Euros, fondos dirigidos a apuntalar ese sector primario y desalentar la competencia proveniente de extrazona, Latinoamérica incluida. Contradictoriamente a sus censuras, uno de los poderosos del MERCOSUR impávidamente borra con el codo lo escrito con la mano, al gravar indiscriminadamente las importaciones con infranqueables restricciones para arancelarias.
A escala local, el desastroso panorama que circunda el MERCOSUR amenaza con fabricar más reveses para el Paraguay, cuando capitalistas internacionales que hasta hace pocas semanas proyectaban con entusiasmo invertir en la región, ahora auscultan con fundado recelo el clima desfavorable que amedrenta la financiación productiva, taponándose así el principal conducto de generación de riquezas, siendo la consigna inmutable el instalar el escenario propicio para aprehender esas mega fortunas puestas al servicio de la evolución.
Al intensificarse la percepción de riesgo, la radicación de los siempre ansiados peculios que reactiven la economía en todos sus niveles se transfigurará en un espejismo, en un mito distanciado de la realidad hasta tanto se desmantele y se componga este desbarajuste tributario con etiqueta argentina. Mientras, las desventuras se agigantan, obviamente, con Paraguay a la cabeza de los lacerados.
La Delegación Paraguaya en el Parlamento del Mercosur reitera el exhorto al Gobierno Nacional a que aporte su cuota de persuasión para devolver a la Argentina al plano de la cordura. Y para colmo de desdichas, Brasil anunció hace algunos días el encarecimiento de los tributos aduaneros, disposición calcada de los argentinos, tal vez de menor ferocidad, pero también perpetrada con felonía a espaldas del Tratado de Asunción y abofeteando los intereses y expectativas de nuestra alianza.
Entendamos, ciudadanos/as del MERCOSUR, el inversor es un ente privado que busca rentabilidad y lucro legítimo, y ¿qué rentabilidad podrá obtener si los mercados, antes que ensancharse, se reducirán irremediablemente como consecuencia espontánea y previsible del proteccionismo desnaturalizado que concibe y estimula el revanchismo comercial de parte de los países y bloques afectados?.-
Abril de 2012
Parlamentario ALFONSO GONZALEZ NÚÑEZ
Presidente