Liberar el comercio en fronteras

Si el proceso de integración en la región habrá de avanzar sorteando etapas y venciendo obstáculos que se oponen a su consolidación, la mancomunidad del MERCOSUR tendrá que empujar la liberación del comercio en fronteras entre sus miembros plenos, en una suerte de gimnasia integradora que opere de modelo para eximir en los hechos el todavía oprimido tránsito de las exportaciones por los territorios unificados.
La decisión del Brasil de autorizar en la contigua Foz de Yguazu el funcionamiento de tiendas minoristas beneficiadas con desgravación impositiva (los free-shops), es una medida ciertamente adoptada en ejercicio de su soberanía pero que en la práctica resentirá aún más el desfallecido comercio exterior de Ciudad del Este, hasta quizá anularlo, con los consabidos efectos que hoy día se patentizan con la clausura de bazares, la pérdida de fuentes de empleo, a los que se agregan el descenso del nivel vida y subida del descontento social, antesala de la agravación de la marginalidad y la delincuencia.
El Ejecutivo brasileño resolvió prorrogar por un año más el cupo de adquisiciones diario per cápita, hasta el 30 de junio de 2017. Con esta medida transitoria se mantiene el statu quo en el área, pero es minúsculo el auxilio proporcionado al alicaído turismo de compras que otrora proveía el sustento de colectividades enteras afincadas en ambas orillas del río Paraná. Insistimos en que el provecho es bilateral, no acaparado por ninguno de los protagonistas, razón por la que deviene lógico que el país consocio, en tributo de adhesión a la integración y velando por los intereses de sus propios conciudadanos, consienta en reivindicar esa actividad distintiva de las poblaciones limítrofes.
En ese entendimiento, lo ideal y recomendable será no precisamente conservar en 300 dólares la cota de compra, ya que resulta claramente insuficiente, sino que lo medianamente justo estará en alzar ese monto a USD 500, e incluso a cifras mayores, tal cual solicitaran las autoridades nacionales, departamentales y locales, junto con los representantes compatriotas en el Parlamento regional y los gremios de comerciantes de la zona, una especie de plan piloto que se instituya en el primer paso cualitativo dirigido a la completa liberación del intercambio en fronteras.
Tal vez suene algo tajante la frase completa liberación; no obstante responde puntualmente a los objetivos contemplados en el Tratado de Asunción y en los demás convenios análogos suscritos en el orbe intercomunicado: la creación de un Mercado Común, espacio compartido por donde los bienes, servicios, capitales, insumos, mano de obra, tecnología y personas circulan exonerados de tasas fiscales o cualquier traba similar de índole aduanera o portuaria.
La Presidencia de la Delegación de Paraguay en el Parlamento del MERCOSUR aboga por acelerar el perfeccionamiento de la integración en esa comarca. Si los brasileños válidamente escogen habilitar los free-shops, en ecuánime contrapartida, e infundidos de los postulados de la supranacionalidad, deberían impulsar la apertura comercial irrestricta, elevando en principio la cota de compra, de forma que más adelante, en régimen desregulado, la competencia se desenvuelva en un ámbito legal y equilibrado en que la distribución de ganancias se verifique con parámetros paritarios, y la clientela de la vecina república pueda invertir en sus transacciones en Paraguay sumas superiores a las actualmente permitida por el gobierno federal, y viceversa.
La integración se construye con buena voluntad, concesiones recíprocas, conciencia de grupo, trabajo en bloque, y apoyo efectivo a los menos desarrollados. La ausencia de algunos, o de todos esos valores, implica desapego al predominante sistema de convivencia mundial, trasuntado en la complementación y la interdependencia, herramientas claves en la economía globalizada.-
Julio de 2016
Parlamentario ALFONSO GONZÁLEZ NÚÑEZ
Presidente