En entrevista con Agencia PARLASUR el Parlamentario Alfonzo González Núñez realizó una evaluación del proceso de integración regional afirmando que abogará por una “unidad que funcione en un perfeccionado sistema de separación, equilibrio, coordinación y recíproco control de poderes”.
Por Pablo Barrone
Han pasado más de 24 años desde la creación del MERCOSUR, ¿qué evaluación hace del mismo?
Institucionalmente bien podemos asegurar que se afianzado en cuanto a su estabilidad como entidad aglutinadora de naciones soberanas que libremente optaron por convivir en comunidad dentro de un territorio asociado. Entendemos que salvo imponderables o azares irreversibles del destino, su permanencia es definitiva en el ámbito de las alianzas internacionales, esfera en la que ha conquistado y consolidado su propio espacio, hecho que gana en significancia al apreciar su gradual crecimiento poblacional y geográfico con la incorporación de Venezuela y Bolivia en calidad de miembros plenos, a los que se sumaría Ecuador en un futuro próximo, haciendo así realidad el propósito original de los fundadores de un MERCOSUR Ampliado donde concurran con sus talentos, experiencias, conocimientos e inspiraciones todos los países amigos del continente.
Hasta aquí lo laudable desde la perspectiva general de la doctrina de la Integración, producto de la resolución de los pueblos y gobiernos por acomodarse a los tiempos regidos por la globalización, modalidad ideada por el ilustrado y visionario hombre moderno para afrontar en solidaria y complementada gestión las cada vez más acentuadas carencias y exigencias de un planeta con elevados índices de densidad demográfica, en que los mermados recursos naturales reclaman un empleo más racional de los bienes innatos sometidos a su cuidado y explotación.
Ahondando el tema desde la óptica interna, diríamos en familia para mejor comprensión, nos topamos con una variada gama de desprolijidades, desidias, individualismos, dobles discursos, contumacias y descortesías deliberadas y estériles para el manejo en equipo, que probablemente no incidirán en la conservación del grupo como ente colectivo, pero que, a todas luces, conspiran contra su imagen externa y evolución cualitativa, presentándolo como una sociedad estática, poco seria y escasamente merecedora de confianza y crédito, principalmente por la recurrente transgresión de los postulados universales del libre comercio, infracciones denunciadas formalmente ante los estrados ecuménicos que regulan la materia, un baldón para el conjunto y no solamente para las partes incursas en tales faltas.
¿Cuáles son a su entender los principales logros y desafíos del MERCOSUR?
Excepto su afirmación estructural como área supranacional de derecho, el mayor logro obviamente, las consecuciones en 24 años son visiblemente magras y contrastan con el cúmulo de frustraciones y reveses tanto para los miembros menores como para los de superior influencia y predominio, aunque en este tramo es dable puntualizar que Paraguay por su mediterraneidad es el blanco predilecto de absurdas arbitrariedades fronterizas, aduaneras y portuarias, el proteccionismo en todo su reprochable esplendor, que nulo favor otorgan al desarrollo armónico del bloque, postergando su inserción en los más rentables mercados del orbe, caso Unión Europea (UE), ejemplo prototípico de mancomunidad interactiva, concordante e interdependiente.
Resulta irónico y hasta contradictorio comprobar que Uruguay y Paraguay, los componentes calificados de “pequeños” por analistas y políticos de la zona, son en la práctica los más aplicados a la hora de cuestionar manifiestas iniquidades y reclamar legítimas reivindicaciones, testimoniando con atinadas propuestas el retorno a los fines primigenios del MERCOSUR, o más acertadamente, el acatamiento escrupuloso de los términos del Tratado de Asunción y Protocolos Adicionales, implacablemente vapuleados en tantas ocasiones, constituyendo la exclusión de Paraguay en junio de 2012, el máximo y más bochornoso quebrantamiento del ordenamiento jurídico en vigor, una dolorosa y vergonzosa circunstancia que escandalizó en su momento al concierto de naciones respetuosas de las leyes y códigos que reglamentan los vínculos multilaterales.
Ciertamente, debemos admitir que la implementación y la reciente extensión por diez años del plazo del FOCEM, es un triunfo en el contexto del combate a las asimetrías subsistentes, una solitaria y escuálida victoria que por sí sola exiguo aporte hará a los empeños por alcanzar el ansiado equilibrio en la región, propensa a alimentar desproporciones y desigualdades en lugar de bregar por establecer la ecuanimidad en la conciencia y acción de los dirigentes de la hora.
La ausencia de la supranacionalidad efectiva regida por el Derecho Comunitario es el débito institucional más sentido en el MERCOSUR. La supranacionalidad relativa o nominal que se ostenta desde siempre adolece de la fuerza legal vinculante para obligar a los actores a acatar puntillosamente los lineamientos estipulados en la ley matriz y normativas anexas, provocando y cebando maquinaciones sectoriales anárquicas y abusivas que enturbian y degradan el perfil teórico del grupo.
La preeminencia ideológica que determinados protagonistas estelares cultores del socialismo por ellos intitulados de revolucionario pretenden imponer en el quehacer cotidiano, riñe visceralmente con los principios del libre intercambio contemporáneo y desalienta la competencia debido a un obsoleto y fracasado corporativismo político, económico y social, que adopta el asistencialismo como bandera de lucha, relegando los requerimientos irrenunciables de la época sintetizados en la creación de riquezas a través de la industrialización masiva y la disminución progresiva y sostenida de la desocupación, aspectos indisolublemente ligados a la igualdad de oportunidades en la formación profesional y de empleo para las ciudadanías, sin discriminaciones de ninguna laya.
Y en ese contexto, ¿cómo visualiza al Parlamento del MERCOSUR?
Contrariamente a la opinión de la censura subjetiva, que la respetamos pero no la compartimos en absoluto, el Parlamento, en medio de las limitadas atribuciones, dificultades y vacíos jurídicos, ejecuta a cabalidad su rol primordial de representación de los pueblos de la región, acercando al seno del pleno y del Consejo Mercado Común (CMC), la única instancia con poder de decisión, las inquietudes y expectativas populares, recomendando y sugiriendo cursos de acción dirigidos a responder satisfactoriamente, en la medida de lo viable, los anhelos de los mandantes.
En simultáneo, actúa de órgano de consulta para el CMC y Comisiones adscriptas como también para el Tribunal Permanente de Revisión (TPR), además de ejercitar el cometido inmanente de legitimación democrática del MERCOSUR, potestad exclusiva de los Parlamentos que reúnen en su seno a los voceros autorizados de las diferentes tendencias políticas que intervienen en la vida pública de los respectivos países miembros.
El déficit se trasunta, aguardamos que temporalmente y no a perpetuidad, en esa laguna legislativa que comporta el no contar con la facultad de sancionar leyes, privilegio acordado constitucionalmente a los Congresos y Asambleas nacionales, que asimismo se encargan de velar por la observancia de esas legislaciones en carácter de contralor ciudadano de los actos de los demás poderes del Estado.
La reacia voluntad política de dotar al Parlamento de la prerrogativa de legislar es un compromiso mayúsculo continuamente desairado por quienes consideran que la supranacionalidad efectiva abortará sus hegemonías y ascendencias, una óptica profundamente errada, dado que en la paridad de derechos y obligaciones es donde reside la esencia del comunitarismo.
No obstante, este servidor y la Delegación que se honra en presidir no cejarán en su misión de concluir la edificación de un MERCOSUR consecuente y coherente con sus preceptos fundacionales, insistiendo con tenacidad, convicción y argumentos lógicos sobre las ventajas, méritos y valías que reportará al bloque el transformarse, más temprano que tarde, en una unidad que funcione en un perfeccionado sistema de separación, equilibrio, coordinación y recíproco control de poderes.-
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