La OEA hizo suya, en su reciente Asamblea Ordinaria celebrada en nuestra ciudad capital, las desventuras de aquellos Estados miembros que por su carencia de costas marítimas padecen un sinnúmero de impedimentos al momento de atravesar territorios limítrofes con dirección al océano, rumbo a los mercados de ultramar. En un mismo sentido se pronunció días después, en Santa Cruz, Bolivia, el Grupo de Países en Vías de Desarrollo, denominado G-77+China.
La diversidad de trabas impuestas por determinados países de tránsito, se orienta con señalado énfasis a obstruir discrecionalmente el comercio exterior de sus homólogos mediterráneos, particularmente el de exportación, ocasionándoles multimillonarios quebrantos económicos, sin justificativos valederos en el orden legal internacional, aplicando disposiciones tiránicas que infringen postulados esenciales de la integración comunitaria a escala global.
Las Declaraciones de Asunción y de Santa Cruz, aprobadas por unanimidad, contemplan la adopción de medidas efectivas que permitan atender las necesidades especiales, vencer las dificultades de tránsito y superar las vulnerabilidades que enfrentan los países en desarrollo sin litoral marítimo, en el marco del Programa de Acción de Almaty (Kazajistán), resuelto por las Naciones Unidas, el 29 de agosto de 2003. El planeta hoy se divide políticamente en 194 países, de los cuales 44, en América, Europa, Asia y África, se hallan privados de la vital salida directa a los océanos, lo que representa un apreciable 23% del total.
Nuestro país es uno de los beneficiarios naturales de los protocolos cumbres formulados por el congreso de cancilleres de América y el cónclave de naciones emergentes, documentos ciertamente no vinculantes en derecho pero imbuidos de una autoridad moral y ascendencia ética que comprometen a los signatarios a observar escrupulosamente los términos estipulados en los textos, o se estaría blasfemando no solo contra la majestad de dichos organismos y sus afiliados sino que se renegaría de la propia firma estampada y, lo más grave, se burlaría la doctrina ecuménica de la interdependencia positiva proclamada por el mundo contemporáneo.
Harto sabido es que la Argentina, unilateralmente y en sistemática maniobra, coarta el comercio que sus vecinos efectúan por su geografía, particularmente por la hidrovía Paraguay/Paraná, ruta fluvial compartida por cinco repúblicas y cuya travesía, en toda su extensión, se halla jurídicamente exenta de intercepciones arbitrarias para tales Estados usufructuarios.
Paraguay, como es de público conocimiento, es el mayor perjudicado por las barreras aduaneras, portuarias, burocráticas y de control opresivo y asfixiante a la navegación emprendidas por el gobierno argentino, complicaciones premeditadas que transgreden con flagrancia la serie de Tratados y Convenios bilaterales y multilaterales que regulan el libre intercambio y el expedito movimiento de bienes, personas y factores productivos por las áreas de circulación colectiva, por los medios de transporte que fuere.
La Presidencia de Delegación de Paraguay en el Parlamento del MERCOSUR exhorta al Ejecutivo nacional a que ambas Declaraciones sean ratificados e incluidos en la agenda de la próxima convocatoria del MERCOSUR y en las futuras conversaciones de entendimiento con su par rioplatense, específicamente durante la visita de la presidenta Cristina de Kirchner, pactada para el 2 de julio venidero, en una tentativa más por instalar en la conciencia política argentina los principios universales de solidaridad, reciprocidad, cooperación, flexibilidad y equilibrio que rigen los Acuerdos y Alianzas entre naciones soberanas, en la actualidad desafortunadamente infringidos por algunos intelectos refractarios a la predominante visión de conjunto.
Aguardaremos que las promesas realizadas con los rigores de la formalidad en los referidos eventos plurinacionales, se traduzcan en tiempo prudencial en hechos tangibles, o asistiremos, por enésima vez, a otra puesta en escena de altisonantes declamaciones de buena voluntad y mejores deseos, sentenciadas de antemano a la oscura soledad de los archivos.-
Julio de 2014
Parlamentario ALFONSO GONZÁLEZ NÚÑEZ