"Se acentúa incertidumbre en el MERCOSUR", afirma González Núñez

En los primeros días del mes de mayo, el vicepresidente del Uruguay, Danilo Astori, encendió una nueva señal de alarma en la región. A raíz de las múltiples, variadas y recurrentes dificultades con que tropiezan las relaciones entre su país y la Argentina en distintos ámbitos del quehacer bipartito, vaticinó que “no creo que esta situación dure poco. Tenemos que prepararnos para que nos acompañe por un lapso que no sabemos cuánto puede proyectarse”.

Esta apocalíptica visión que limita con el pesimismo y la desesperanza pero que rinde tributo a la ortodoxia de los hechos, no se circunscribe al plano bilateral sino que se expande por todo el MERCOSUR y contagia a ambos hemisferios, adquiriendo pavorosas dimensiones multilaterales.

Argentina versus el mundo, pareciera ser la contraseña al que se aferran los vecinos del sur para justificar la aplicación de aborrecibles disposiciones extra arancelarias que tempranamente, a no dudarlo, desparramará su tóxica secuela inficionando la voluntad universal de entablar negocios en completa libertad al amparo de las leyes internacionales que regulan el mercado.

En homenaje a la verdad, no vislumbramos ni la más leve pista que nos sugiera que el gobierno argentino depondrá o, por lo poco, atenuará los alcances del inefable proteccionismo con que exageradamente bombardea a sus socios comerciales, ultrajando la doctrina del libre intercambio, poniendo patas para arriba la integración en la zona del MERCOSUR, y escarneciendo impúdicamente los postulados de la globalización.

La Presidencia de la Delegación de Paraguay en el Parlamento del MERCOSUR no abdica del moderado optimismo, pero previsoramente reclama con firmeza al gobierno nacional a que adopte los recaudos pertinentes para contrarrestar aunque fuere parcialmente el aluvión de fatalidades económicas que se aproximan para nuestro país si el oficialismo rioplatense persiste con testarudez en ahogar su propio comercio de importación que, irónicamente, ingentes estragos financieros ocasiona por igual a locales y foráneos.

Esta sombría perspectiva que presagia que los desbordes aduaneros argentinos bien podrían prolongarse en el tiempo, sin fecha ni plazo de expiración, es asunto de vital importancia que tendrá que presidir la agenda de la siguiente Cumbre de Jefes de Estado a llevarse a cabo en el mes de junio, donde los primeros mandatarios de Uruguay, Brasil y Paraguay interpelen formalmente a su colega argentina en torno al talante disociador con que administra las relaciones comerciales de su nación con sus pares del bloque y el resto del mundo.

Asimismo, coincidimos plenamente con el señor Astori cuando con fundamentos acusa a los socios mayores afirmando con certeza que cometen el pecado de la negación de los principios más elementales del Tratado de Asunción. Y, obviamente, tales declaraciones hacen referencia primordialmente a la constante transgresión del Art. 1 de la legislación matriz del MERCOSUR que estipula la circulación de bienes, servicios, factores de la producción y personas por los territorios de las cuatro Repúblicas miembros, sin interferencia de ningún laya.

Ciertamente, esta Delegación ya en reiteradas oportunidades y a través de sucesivos pronunciamientos viene haciéndose eco de las graves y complejas anomalías que apesadumbran la institución del MERCOSUR; no obstante, las expresiones del segundo del Ejecutivo uruguayo es un aporte de volumen que se agrega al tendal de reputadas censuras y condenas que ininterrumpidamente acopia en su bochornoso haber la inquilina de turno de la Casa Rosada.

En consecuencia la Delegación Paraguaya en el Parlamento del Mercosur exige al señor Fernando Lugo y a su absorbente entorno, en representación de la comunidad paraguaya, que la ruina, sinónimo de bancarrota y quiebra, acecha perversamente a los industriosos empresarios exportadores de los diferentes gremios de la producción nacional. Es momento de actitudes heroicas en órbitas de la civilidad. El depositario del poder constitucional debe actuar con la entereza inherente a su investidura. El supremo interés de la patria y la supervivencia de nuestra irrevocable alianza sudamericana así lo exigen.-

Mayo de 2012

Parlamentario ALFONSO GONZALEZ NÚÑEZ

Presidente