El "cumbrismo" de los órganos se ha convertido en los últimos años en un continuo escenario de retóricas vacías, desprovistas de todo tipo de sensibilidad, en el marco de una burocracia empeñada en dilatar resoluciones que, más bien, representan una traba y una dificultad en el objetivo de arribar a una integración genuina.
El Paraguay soporta con estoica paciencia, desde la misma fundación del Bloque el desplante arrogante y arbitrario de los socios mayores, quienes con atávicos designios imperialistas nos imponen desmedidos obstáculos al desarrollo de nuestras actividades productivas y al libre ejercicio de la soberanía energética.
Se trata de la permanente violación del Art. 1 del Tratado de Asunción que garantiza la libre circulación de personas, bienes y servicios, que es constantemente violado por las autoridades, incluso de jerarquía menor, que impiden el cumplimiento irrestricto de una norma consagrada como derecho soberano de las Partes en materia de integración. La excusa de que aún no hemos concretado el Mercado Común es el motivo de salvaguardas, medidas excepcionales y dificultades de todo tipo que desbordan cualquier intento integrador y más bien reviven un proteccionismo a ultranza que poca esperanza otorga a la consolidación del Mercosur.
No es la primera, ni la última vez, desafortunadamente, que nos inquieta la enrarecida atmósfera que envuelve nuestra integración y que en la práctica se torna intrascendente, perdida en los abrazos de una hermandad que resulta difícil de interpretar.
Si a todo esto sumamos las infelices declaraciones de nuestro Presidente de la República, quien confunde el Mercosur con la Unasur, declarando que ésta última está destinada a sustituir el Bloque consagrado desde 1991, sin tener en cuenta que aún dentro de las crisis y sus irregulares desempeños, el Mercosur contiene activos que, de algún modo, han venido a atenuar las asimetrías existentes y a mejorar el comercio intraregional. Esto demuestra que aún en la cúpula gobernante no hay una clara concepción de cómo deben darse los procesos, y que si bien es válida la integración sudamericana, ella será el resultado de una larga marcha aún más compleja que la que hoy emprende el Mercosur, y que ambas construcciones regionales son complementarias y el futuro de ellas dependerá de cómo se ajustan dichos mecanismos.
En estas condiciones, la Delegación Paraguaya del Parlamento del Mercosur, exhorta a quienes detentan la máxima representación de los Estados Parte a exigir y a exigirse que las reuniones internacionales sean cumbres o no, produzcan hechos trascendentes que impacten en la vida del ciudadano, que lo convenzan que este proceso de integración les sirve y que no es una agenda más en el protocolo de rutina de la diplomacia tradicional.
Junio 2011
Parlamentario Alfonso González Núñez
Presidente
Delegación Paraguay