Por Julio René Sotelo.
Opinión Parlamentaria (06/03/2018). El Tratado de Libre Comercio (TLC) Mercosur- Unión Europea, viene siendo pospuesto desde el año 1995, pero desde el año pasado parecería que urge sellar acuerdos inmediatamente, aun a costa de establecer condiciones que no beneficiarán a la región.
A partir del Foro económico mundial de Davos, realizado en enero de este año, las negociaciones entre ambos bloques reanudaron frenéticamente su curso. Macri presionó fuertemente, aunque sin éxito, para acordar durante la Presidencia pro tempore de Argentina el año pasado. En febrero los encuentros, ya bajo la presidencia de Paraguay, continuaron acercando posiciones.
Para el Mercosur, negociación secreta. Para la UE, participativa.
Las discusiones y acuerdos se han estado realizando de forma secreta sin consultas ni información. No se tuvo en cuenta a la sociedad civil, al Parlamento del Mercosur, ni tampoco al de sus respectivos Países, donde están los representantes elegidos a través del voto popular quienes deben aprobar o rechazar el TLC.
Tampoco se publicó información oficial durante enero en el sitio web del Mercosur. La información que se conoce surgió de 19 textos confidenciales que fueron filtrados y dados a conocer por el economista Jorge Marchini, en los cuáles se incluyen capítulos referidos a la posibilidad de que las empresas europeas participen de las licitaciones públicas en los países del Mercosur, a la propiedad intelectual que favorece el patentamiento de semillas y medicamentos, al comercio digital, entre otros.
“Ambas partes nos hemos jurado una especie de fidelidad y no pensamos hacer declaraciones hasta el fin del proceso de negociaciones que se extenderá hasta el 2 de marzo, salvo que haya autorización superior” indicó el viceministro de Integración y jefe de la delegación de negociadores paraguayo Luis F. Avalos. …” Mercopres, pagina informativa del Parlasur, edición del 28/02/18.
Todo lo contrario ocurre en la UE, donde el Parlamento Europeo está al tanto de todas las negociaciones, como también los Parlamentos de los países integrantes de ese Bloque. Pero lo que es aún más importante, los distintos sectores que participan significativamente de la Economía Regional, son consultados y realizan permanentes lobbies en defensa de sus intereses. El ejemplo más fuerte es la participación del sector agrícola de Francia que tiene un perfil fuertemente subsidiado por el Estado y que podría verse afectado con la irrupción de carne y otros productos del Mercosur.
Pedidos y acuerdos
Con respecto a la carne el pedido que el bloque sudamericano realizó inicialmente, basado en el consumo Europeo anual, fue para exportar 400 mil toneladas anuales, recibiendo la contraoferta, en el año 2004, de 100.000 por lo que el Bloque Mercosur definió suspender las negociaciones. Al retomarlas, en la era Macri, el ofrecimiento inicial fue de 70.000 toneladas, pero finalmente consiguieron negociar 99.000 toneladas anuales a dividir en partes iguales entre Brasil, Uruguay, Paraguay y Argentina. Es decir un monto inferior a la oferta por la que cual el Mercosur suspendió las negociaciones catorce años atrás.
Otro de los puntos del acuerdo fue aceptar exportar 600.000 toneladas de etanol, una cantidad ínfima en relación a la magnitud de la producción del continente. Y más aun teniendo en cuenta el cierre de las fronteras por parte de EEUU para nuestro biodiesel.
INTERCAMBIO ACTUAL:
QUE EXPORTA MERCOSUR A LA UE
Según los datos publicados por la Comisión Europea correspondientes al comercio entre el Mercosur y la Unión Europea en el año 2016, las tres principales categorías de productos que el Mercosur exporta a la UE son:
1.-Productos alimenticios y animales vivos”, por un valor de 15.930 millones de €, lo que supone el 37,9 % sobre el total de exportaciones a la UE.
2-Materiales crudos no comestibles, excepto combustibles, por un valor de 11.016 millones de €, representando un 27,1 % del total.
3.-Artículos manufacturados, clasificados principalmente según el material, por un valor de 3.823 millones de €, y que representa el 9,4 % de las exportaciones totales a la Unión Europea.
QUE IMPORTAMOS DE LA UE
1.-Maquinaria y equipo de transporte, por un valor de 18.543 millones de €, que representan el 44,6 % del total de las importaciones del Mercosur provenientes de la UE.
2.-Productos químicos y productos conexos, por valor de 10.854 millones de €, lo que representa el 26,1 % de las importaciones.
3.-Artículos manufacturados, clasificados principalmente según el material, por valor de 3.766 millones de €, cifra que supone el 9,1 % de las importaciones.
El observar los datos, permite dar cuenta que en la oferta exportable del Mercosur hacia la Unión Europea, predominan las categorías de bienes con poco o ningún valor agregado, mientras que demanda del Mercosur es principalmente de bienes con un elevado grado de industrialización, y por tanto, con altos niveles de valor agregado.
Este modelo propio de la economía-mundo capitalista nos devuelve al esquema del centro y la periferia, que condena a los países periféricos a la dependencia económica.
COMERCIO DE ARGENTINA CON LA UE
El último informe del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto sobre el comercio bilateral entre Argentina y la Unión Europea, publicado el primer trimestre del 2017, que toma como referencia los años 2016-2017, dice que si bien el comercio bilateral entre nuestro país y la UE aumentó un 2,76%, el déficit en la balanza comercial incrementó un 328% lo que equivale a U$S 723 millones. Esto se debe a que las exportaciones argentinas bajaron un 9,75%, mientras que las importaciones europeas aumentaron un 14%.
CONDICIONES DE LA NEGOCIACIÓN
Europa sin dudas obtendrá grandes beneficios por la expansión de sus empresas, debido a la apertura en áreas de servicio y más aún si llega a concretarse la novedosa posibilidad de que puedan acceder a las compras públicas en nuestro continente. Otro de los puntos tiene que ver con el capítulo de propiedad intelectual que favorecería profundamente a la industria farmacéutica del viejo continente al extender para la protección monopólica de sus patentes medicinales, que protege la propiedad intelectual y restringe el desarrollo de genéricos en nuestros países limitando el acceso de estos productos locales al sistema de salud regional. Al igual que con las semillas, pliego en el cuál se plantea que “cada parte protegerá los derechos sobre obtenciones vegetales” lo que equivale a la imposición de las Leyes de Monsanto y criminalización del intercambio y la libre circulación de nuestras semillas.
Las voces mayoritarias en la Unión Europea, con la reservas de Francia, Irlanda y Polonia que defienden su producción agrícola, sostienen que esta negociación es una gran oportunidad comercial y económica, para ellos, ya que es la forma de entrar al mercado sudamericano, lo que les implicaría 260 millones de nuevos consumidores y merced a las grandes ventajas arancelarias un ahorro, para la UE, de más de 4.500 millones de euros (5.200 millones de dólares) dejando de recibirlos el Mercosur como contrapartida.
El TLC implica una desgravación del comercio del 90%, ya que habrá protecciones especiales que quedarán fuera del acuerdo. El cálculo estimado es alrededor de 80.000 millones de euros. El objetivo es llegar de manera gradual a un arancel cero, con una duración de entre 0 a 15 años, dependiendo el grado de sensibilidad del sector que se trate.
Bajar los impuestos a la importación de una economía industrializada y poderosa como es la europea, implica la imposibilidad de competir para el Mercosur, que se encuentra en una posición de fuerte asimetría respecto a la producción de las mercancías foráneas que coparán el mercado local, así como también el aumento de la concentración desigual de la riqueza.
VOCES DE ALERTA DE LOS INDUSTRIALES Y TRABAJADORES
Aun cuando sea casi demasiado tarde, las centrales industriales de los cuatro países miembros del Mercosur, acaban de emitir un durísimo documento contra la firma del TLC. Según publica el sitio Nodal en su edición del 26/02/18, “…En una inédita posición unitaria, las centrales industriales de cuatro países miembros del Mercosur elevaron ante los negociadores del Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea, una dura declaración en la que exigen “transparencia” en las tratativas, plazos y condiciones para que los sectores afectados negativamente por el acuerdo puedan transformarse y continuar activos en el nuevo escenario, y un acuerdo equilibrado reconociendo las diferencias en el nivel de desarrollo entre las partes.
En idéntico sentido a la patronal, el sector de los trabajadores por medio de las Confederaciones Sindicales de América latina y Europa, los sindicatos del Mercosur y la Unión Europea expresaron su rechazo al acuerdo de libre comercio que negocian los gobiernos de los bloques regionales. "No aceptaremos el acuerdo en las actuales condiciones ya que se perfila como un tratado que perjudica a los países de menor desarrollo relativo a ambos lados del Atlántico en su industria nacional, en la promoción de la producción y del trabajo decente", advierte el comunicado que lleva la firma de Coordinadora de Centrales Sindicales del Cono Sur y la Confederación Europea de Sindicatos.
Incluso dentro de la UE existen sectores seriamente preocupados por las consecuencias que tendrá para América Latina la apertura indiscriminada de sus fronteras, ante una economía mucho más desarrollada como la europea. Así en declaraciones realizadas al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE),el eurodiputado Helmut Scholz, coordinador de la bancada de Izquierda Unitaria (GUE/NGL) para los asuntos de comercio internacional afirmó que “…la firma de un tratado de liberalización comercial entre el Mercosur y la Unión Europea servirá para ahondar desequilibrios. Una apertura precipitada a una economía como la europea puede tener consecuencias dramáticas en el Mercosur para el empleo, en particular el industrial, la seguridad alimentaria, enfocando el uso de la tierra hacia los productos de exportación como el etanol, y para la estabilidad financiera de la región, dado que la liberalización financiera limita fuertemente el espacio político de los gobiernos para reaccionar ante cualquier futura crisis financiera, que desafortunadamente no tardará, considerando que los gobiernos no han reaccionado con decisión después de la crisis del 2008″.
CONCLUSIÓN:
¿CUÁLES SERÍAN LAS CONSECUENCIAS DEL TLC?
Concretar el tratado de libre comercio con la Unión Europea, en las condiciones que se encuentra, pareciera implicar una grave amenaza para el trabajo, el tejido industrial y productivo que tiene el continente, la integración de las economías de los países del Mercosur, pero sobre todo, y quizás sea uno de los puntos más preocupantes, renunciar a nuestra soberanía jurídica.
El Observatorio de Empleo, Producción y Comercio Exterior de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (ODEP-UMET) estima que, de concretarse el Tratado de libre comercio Mercosur- UE la consecuencia en Argentina sería poner en riesgo 186.000 empleos industriales. Los principales afectados serían metalmecánica (48.000 empleos), sensibles (calzado, textil, marroquinería, muebles (47.000), autopartes (32.500), química (19.000) y automotor (9500).
La firma del TLC Implica un retroceso inmenso para la construcción de un bloque regional con independencia económica y soberanía política. El Mercosur está aceptando volver siglos atrás. Los acuerdos conocidos hasta ahora, desplazan la construcción de un bloque con códigos y reglas propios.
Según Nodal, si se firma el acuerdo en los términos hasta ahora conocidos, “…los países del Mercosur verán reforzados su rol como países periféricos de la economía del mundo capitalista, comprometiendo su capacidad de industrialización futura y reforzando su especialización como proveedores de materias primas para los países desarrollados...”
Para nosotros es retomar la idea de la Argentina granero del mundo en la que sobramos 20 millones de habitantes. Es producir la reprimarización de nuestro sistema productivo, aniquilando todo atisbo de industria nacional. Decisiones políticas nada extrañas para un Presidente que, en mayo del 2017 declaraba en China que argentina debía ser el "supermercado del mundo". Nos queda la esperanza de que para que el acuerdo entre en vigencia, luego de que suscriban los Poderes Ejecutivos, debe necesariamente ser aprobado por los Congresos de los Estados Parte (CN Art. 75, inc.22). Espero que la discusión que allí se dé, esté exenta de eufemismos y disciplina partidaria y sólo se piense en el Interés Superior de la Patria.