Argentina comprometida a rehabilitar libre comercio en la región

El comercio exterior de Argentina emerge paulatinamente de una etapa de oscurantismo de más de una década en la que el radicalizado proteccionismo convirtió al país “en paria en el concierto internacional de naciones”, según lo textualmente manifestado por el actual ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay, quien afirmara, asimismo, que “vamos de una economía cerrada y prebendaria a una economía competitiva”.
No obstante, el secretario de Estado advierte que “no vamos a una apertura comercial salvaje”, comunicando a continuación que “se dará tiempo a las empresas argentinas para ganar en competitividad antes de liberalizar más los intercambios comerciales”.
Tales anuncios, provenientes de la más alta autoridad económica del gobierno argentino, anima las expectativas de sus asociados por un lado, y convoca a la reserva por el otro, dado que el tiempo que se concede a la producción local para robustecerse y enfrentar exitosamente a la competencia externa, es indefinido, no habla de fechas límites aproximadas.
La Presidencia de la Delegación de Paraguay en el Parlamento del MERCOSUR observa con atención y cauto optimismo el desempeño del Ejecutivo de Buenos Aires en materia de intercambios. Se aguarda, en tal sentido, que aquella mentalidad utilitaria de vender lo máximo y comprar lo mínimo sacralizada por la anterior administración, vaya en franca y expedita regresión a través de providencias concretas que salvaguarden la abierta circulación de mercancías y demás ítems por los territorios componentes del enclave regional.
Nadie ciertamente insta al consocio rioplatense a instrumentar de sopetón una apertura comercial salvaje, sí se le exhorta a que las transformaciones sean sostenidas, visibles y significativas, no más de aquella deplorable práctica de crecer comercialmente hacia afuera restringiendo las importaciones a niveles minúsculos, clamando al mundo facilidad total para las exportaciones propias, mientras se ignora con desdén el principio de reciprocidad, uno de los puntales infalibles de la integración.
Saludamos con beneplácito los empeños preliminares dirigidos a desplomar ese mausoleo mercantil que demoniza la libre, lícita y leal competencia; empero, los vitales y estables testimonios que auguren un retorno feliz a la auténtica economía de mercado no trasponen de lleno el umbral de la retórica, y aunque los adelantos mueven a la confianza y la certidumbre, la carrera por la conversión está en ciernes y bien podría torcerse o atrofiarse de no mediar resueltas e inconmovibles convicciones que enerven la resistencia de las fuerzas desintegradoras de la coexistencia comunitaria.
Es de capital trascendencia para el futuro inmediato del bloque, de sus miembros plenos y de la misma Argentina, que el proceso de eliminación de las trabas para arancelarias no conozca de dilaciones o estancamientos, que prospere en simultáneo con el levantamiento de las barreras portuarias, garantizando una navegación comercial por la hidrovía, tramo argentino, despejada de arbitrariedades y ásperos humores, y fomentando un trato respetuoso a la gente en los pasos fronterizos.
La integración se sigue cimentando en la zona compartida. Todavía incomoda los fundamentos de la supranacionalidad que decreta que es imprescindible hacer renunciamientos y concesiones en aras de un desarrollo conjunto, que las asimetrías no solventadas entorpecen la evolución del grupo, y que el afán individual de acaparar provechos a expensas del consocio envía al espacio un mensaje inequívoco de ausencia de compatibilidad, equilibrio y complementación, socavando la imagen de credibilidad y formalidad exigida por los interlocutores.
De momento Argentina avanza por la senda correcta. En apariencia hay voluntad y buenos deseos de despojarse definitivamente de la pesada herencia inmediata. En este lance no actúa en soledad. La acompañan de cerca y con honestidad constatada aquellos protagonistas que invariablemente, en discurso y acción, han alentado la arquitectura de un mercado común apto para acercar prosperidad a sus pueblos y capaz de extender su influencia comercial a todos los rincones del planeta.-
Agosto de 2016
Parlamentario ALFONSO GONZÁLEZ NÚÑEZ
Presidente