Angustia y desconcierto en Venezuela perturban al MERCOSUR

Venezuela padece el desconcierto político, económico y social que se enseñorea en el país alcanza proporciones desesperantes a estar por las profusas crónicas difundidas por la prensa internacional, que prácticamente a diario madruga con malas nuevas como consecuencia directa de la deficiente comunicación y ausencia de entendimiento entre el oficialismo en función de gobierno y extensas franjas de la población opositora al régimen bolivariano.

Sin ánimo alguno de censurar la ejecutoria del presidente Nicolás Maduro ni inmiscuirse en los asuntos internos de la república consocia, lo verídico e irrebatible es que los hechos constatados son de una gravedad extrema y amenazan con desmoronar la ya frágil coexistencia entre compatriotas enfrentados debido a la renuencia del poder constitucional de consentir el disenso, esa atribución innata y legítima del hombre libre que se exaltan en las sociedades democráticas.
Enumerar pormenorizadamente el tendal de tribulaciones que afligen al pueblo amigo, resultaría repetitivo y hasta ocioso, dado que la ciudadanía informada de América y el mundo conoce las penosas circunstancias que atraviesa esa nación y que, conforme se advierte con el correr del tiempo, no tienden a ser revertidas satisfactoriamente con el solo empeño y voluntad de los protagonistas involucrados.
Incumbe estrictamente a los venezolanos solucionar sus desavenencias, apelando al diálogo benéfico y comprensivo, como herramienta apta para hallar indicadores de convergencia, admitir errores, efectuar justas concesiones y reparar los daños ocasionados. No obstante, la realidad es otra. No se vislumbra en el corto plazo, y menos con inmediatez, señales de aproximación que vaticinen el imprescindible armisticio para unidos asumir el compromiso patriótico de restituir el equilibrio.
Recientemente, William Dávila, presidente de la Comisión de Relaciones Internacionales del Parlamento del MERCOSUR y miembro de la comisión respectiva en la Asamblea Nacional de Venezuela, junto a otros colegas suyos, fueron acusados de traición a la patria por el Ejecutivo de su país, en reprensión a reuniones que en uso de sus atribuciones sostuvieran con el secretario general de la OEA, Luis Almagro, según consta en nota acercada al titular del PM, Jorge Taiana.
Frente a ese sombrío panorama, y cabalmente conscientes y solidarios con las exclamaciones de auxilio proferidas hacia el exterior por un sufriente colectivo, corresponde en atención a las normas universales que regulan la convivencia civilizada, convocar sin más dilaciones a los organismos multilaterales del continente y la región en una tentativa formal y mancomunada por interceder en una encarnizada contienda doméstica que estallara hace dos años.
El MERCOSUR y la OEA estipulan cláusulas orientadas a restablecer el orden jurídico, la paz y la majestad de los derechos humanos en aquellos países miembros que coyunturalmente se desviaron del recto rumbo debido a mezquindades ideológicas que siembran resentimientos, regresiones, penurias y postraciones. La nutrida experiencia de siglos lo atestigua.
La Delegación de Paraguay en el Parlamento del MERCOSUR exhorta de manera firme y contundente a los líderes de los Estados Partes del bloque a promover las consultas pertinentes entre sí y con la república de Venezuela, en un primer paso oficial dirigido a restaurar el sosiego en una fraterna comunidad hoy fragmentada, que pese a contar con inestimables riquezas naturales derivadas del subsuelo generoso para prosperar en armonía, no acierta a zanjar unas querellas extenuantes que la sumergen en la incisiva fatalidad.
En el segundo semestre del año en curso, Venezuela ejercerá la presidencia rotatoria del grupo. Mayo y junio son dos meses vitales para coadyuvar a restablecer la normalidad en el área común, y decimos “en el área común” porque el socio caribeño es número puesto en el MERCOSUR, con voz, voto y capacidad de veto, y cualquier decisión de la trascendencia que fuere tendrá que recibir su anuencia para cobrar autenticidad, razón por la que se impone que el siguiente traspaso de la titularidad Pro Témpore se verifique en un clima sereno, donde el anfitrión suministre pruebas fehacientes de tregua constructiva.-

Mayo de 2016
Parlamentario Alfonso González Núñez
Presidente