Argentina frente al reto de aportar a la transformación positiva del MERCOSUR

La segunda potencia económica y política del MERCOSUR, Argentina, celebra el domingo 22 de los corrientes la ronda decisiva de sus elecciones generales, evento de trascendental relevancia para la región, lo países miembros, y Paraguay, en superior dimensión, debido a que el territorio rioplatense constituye su principal conexión geográfica con las rutas oceánicas que conducen a los mercados de ultramar.

En la oportunidad, el pueblo amigo seleccionará al sucesor de Cristina de Kirchner entre el oficialista Daniel Scioli del Frente para la Victoria, y Mauricio Macri de la Alianza Cambiemos. Recordemos que el 25 de octubre último, el electorado rioplatense escogió a sus primeros 43 representantes nacionales ante el Parlamento del MERCOSUR (PM), dando cumplimiento a lo estipulado en su protocolo constitutivo en lo atinente al mecanismo de elección de los parlamentarios. Creemos que este hecho significa un progreso sustantivo en materia de fortalecimiento institucional del bloque y del Parlamento en especial, que habrá dado un paso determinante en el propósito último de convertirse en la rama legislativa y contralora de la multilateralidad.

Al margen de quien capte el favor popular en mayoría para el relevo presidencial, lo auténtico es que son crecidas las expectativas en torno a eventuales transformaciones positivas en el manejo de las relaciones comerciales de Argentina con sus asociados al interior y exterior del espacio compartido, una suerte de apertura real al libre intercambio, una obligación consensuada con sus pares pero lamentablemente muchas veces soslayada por los demás socios, cerrados a las modernas innovaciones introducidas por la globalización.

Las reformas de fondo, que involucran el amortiguamiento sensible de las medidas proteccionistas a niveles tolerables y compatibles con las regulaciones del comercio internacional y la desaparición de las diversas y onerosas restricciones a la circulación fluvial y terrestre, son incógnitas que se develarán con el correr del tiempo, aunque presumimos, con cauto optimismo, que se forjará con gradualidad una remodelada conciencia argentina de pertenencia a la comunidad plurinacional, relegando a la zaga aquellas rutinas que sofocan la acción de la vanguardia de la integración.

El MERCOSUR, apreciado en conjunto, es hoy el principal conglomerado de naciones de América Latina en superficie, población, Producto Interno Bruto (PIB) y volumen de exportaciones, a más de ostentar el sitial de quinta potencia económica del mundo y de contar con el más vasto parque industrial del hemisferio sur, al punto de exhibir las cifras y números valorativos que lo acreditan como el más importante centro financiero de esa mitad meridional del planeta.
Así lo documentan las estadísticas, sin embargo en la práctica esa descripción es tan desequilibrada en su distribución final que las marcadas desproporciones, secuelas de las profundas asimetrías no resueltas, provienen en estimable magnitud de la parca voluntad de las autoridades argentinas de trabajar en equipo y concurrir al desarrollo de sus homólogos más endebles, Paraguay por delante, no haciendo concesiones graciosas, sí respetando los términos de los acuerdos y convenios suscritos.

Sangre nueva vivifica, proclama el proverbio. Que más querríamos que el aforismo se identifique con la próxima coyuntura argentina, que el flamante jefe de Estado a asumir el 10 de diciembre venidero exteriorice, desde un comienzo, su ánimo por perfeccionar cualitativamente un círculo regional con recursos humanos, materiales y naturales suficientes para su evolución en las órbitas intrínseca y universal, una vez sorteadas esas vallas prohibitivas instaladas y sostenidas por los miembros predominantes que, irónicamente, en lugar de ser líderes y soportes del colectivo persisten en hostigarse mutuamente, descargando sus frustraciones en los menos aventajados.

La Delegación de Paraguay en el Parlamento del MERCOSUR acompaña de cerca estos trascendentales comicios, aguardando rectificar el rumbo de nuestra integración regional, planificar con mentalidad constructiva, obrar en sociedad, y, por sobretodo, mejorar la calidad de vida de nuestros conciudadanos, satisfaciendo necesidades, logrando utilidades e inversiones en base a un prorrateo justo en que prevalezca el criterio del crecimiento armónico y participativo.-

Noviembre de 2015
Parlamentario ALFONSO GONZÁLEZ NÚÑEZ
Presidente